Meses

Meses han pasado desde mi último post. Creo que me hacen más falta a mi que a mis amables lectores. Escribir un post es un momento de cosechar lo que vivo sobre las dos ruedas cada que me aventuro en el bosque, la ribera, las calles o los senderos. Rodando solo o acompañado.

Aqui en el efecto de mi ausencia por estos lares, pero siempre la protagonista presente. Aqui en la ribera del lago de Chapala, haciendo el malabar de  mantenerse erguida entre las rocas ante el susurro del lago que se mantiene vivo aún con el esfuerzo humano por secarlo…

Enseguida ya agarrando calor, una rodada en el bosque entre Atemajac de Brizuela y Ferrería de Tula. Recuerdo que fue una rodadacon los perros, no muy larga, porque apenas están agarrando condición pero si muy llena de emoción y esfuerzo. Pero corta o no, siempre se enmarcan en paisajes llenos de vida, aire puro y esperanza en que la naturaleza es sabia y sortea los vaivenes del destino.

Rodadas en solitario, explorando rutas nuevas, saboreando los rincones de la ribera del lago de Chapala, descubriendo que más que Chapala y Ajijic hay muchos otros pueblos y caminos que nos ayudan a descubrir las raíces y razones por vivir que tienen sus pobladores.

Rodadas con amigos, de ayer y de hoy, reconociendo viejos caminos que ahí siguen, demostrando que el bosque tiene voluntad por continuar su lucha por seguir viviendo. Y viviendo para que nosotros también sigamos viviendo a su alrededor. Y aquí demostrando que nos permite pasar por us entrañas y nos invita a descansar en sus recovecos y miradores.

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