Reintegros

Ya hacía falta escuchar de nuevo el “Ánimo perrooooooos…. y damas!”.

Este es el grito de batalla que recuerdo de mis primeros acercamientos al ciclismo de montaña. Cuando a rodar empezaba. Esta voz estentórea, con derroche de ánimo, de empuje, sin poses, sincera y con ese respeto embebido en cada pedaleada. El Hojarascas, el buen “Hojas”, apareció de nuevo y nos convocó a rodar. Un formidable grupo, una muestra representativa dirían los entusiastas de las estadísticas, desde pioneros del MTB en Guadalajara, hasta algunos ya de segunda generación, como yo junto con que vienen integrándose a este mundo del ciclismo de montaña de no hace mucho tiempo para acá.

Los que atendieron la cita: Topete, Hugo, Lucas, Mario, Laura, Norma, Mannix, Nico (el güerrito), Lucy, el Hojas y Roimg_20161211_060620

Como era costumbre en este tipo de rodadas, como aquél  clásico video regiomontano(https://www.youtube.com/watch?v=Iq7cSXOmTTs), los locos de la bici nos dimos cita mucho antes de que el sol empezara a asomarse. Mi emoción empezó antes de levantarme, con dos despertadas de ley antes de la hora… la emoción y el nervio como si fuera nuevo en estas andanzas, jeje…

Hojas bautizó esta rodada la de los reintegros, porque iba dirigida, empezando por él, a aquellos que tenían ya tiempo sin rodar y era preciso regresar al “buen camino”, jeje. Y ahí llegamos, a montar las bicis a las 5:30am en domingo… para que mucho antes del alba ir ya en camino a nuestra aventura, en las sierras del occidente de Jalisco…

Los planes están para ser adaptados a las circunstancias, la idea era llegar a desayunar a Atenguillo, entre 8am y 9am. Pero antes tuvimos que sortear y resolver el que una llanta de la camioneta que llevaba a la mayoría se pinchó poco después de Ameca, hubo que regresar para buscar una llantera, pero como encontramos, decidimos hacer uso de toda la capacidad ingenieril con la que contamos para poder montar la llanta de refacción, aunque el gato que traía la camioneta no estaba funcionando al 100%.

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Después de unos minutos se completó la tarea y proseguimos hasta que llegamos a otro poblado en donde procedimos a parchar la llanta afectada y continuar nuestro trayecto hasta llegar a “Jacales”, con las “aplaudidoras”, un exquisito pero por consejos, ligero desayuno. Pero regresaré con hambre para probar de nuevo esa carne con chile y frijoles, tortillas recién hechas y el atole de guayaba a doble porción!

La pinchada y parchada no calendarizada, nos empujó la agenda varias horas, pero finalmente, cerca del medio día, estaba el grupo ya presto y ansioso por empezar a rodar…

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Que dicha es rodar, iniciamos saliendo de la ranchería rumbo a las montañas que bordeaban el valle en el que se asientan las comunidades de Mirandillas. El grupo inicio la rodada y la culebra multicolor iba extendiéndose y comprimiéndose conforme la brecha subía o bajaba atravesando el valle, y en paralelo al río que nos mostraba el camino que debíamos seguir hacia “La Cumbre”…

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El camino se fue empinando hasta que nos llegó el momento del “ataque” al primer puerto, una trepada “quita-aire”, en dónde no quedaba más que cómo se dice… “cuando el andar se hace difícil, estrella chiquita y piñón grande!” :o)

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Agarramos aire y luego de varias curvas llegamos al primer puerto en donde esperamos para reagrupar, platicando, disfrutando, revisando nuestras fuerzas y ya que todos llegamos al puerto, retomamos la rodada ahora con una breve pero inclinada bajada que exigía no quitar la vista del camino, porque estaba alfombrada de rocas de varios tamaños, y era preciso no resbalar ni caer, mucho por rodar quedaba…

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Ese primer puerto fue un buen descanso, la belleza embebida en el camino hasta entonces fue tan sólo un preludio de la hermosa ruta queimg_20161211_134538 continuaba después, cruces del río, pinos, robles, cimas testigo de la altitud que íbamos ganando poco a poco… el grupo fue extendiéndose, formándose subgrupos de quienes iban sincronizando sus propios ritmos, y otros como yo que íbamos moviéndonos entre diferentes grupitos hasta que al final alcancé a Laura, y ya nos quedamos disfrutando la trepada, viendo las fenomenales formaciones rocosas de las montañas vecinas, peñones, picos, montañas cubiertas de pinos… y nosotros analizando las novedades de Netflix, de las series, recordando los años rodando… los años!!! cómo pasa el tiempo; mi conclusión, platicada en parte con Laura, analizada por mi en la soledad ocasional de la trepada, es que el ciclismo de montaña no es sólo un deporte, no es únicamente un escape de la rutina, no es sólo un estilo, una moda, una forma de moverse… es todo junto y es más. Es una práctica de vida, es una filosofía, es un método para afrontar experiencias, es una forma de ver el universo, es un todo y una parte…

 

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Así entre disertaciones, pinos, paisajes maravillosos y la intercalación de voces y silencio… silencio puro como el mismo aire, así llegamos a la Cumbre… un valle en un altiplano pequeño, con unas cuantas casitas, apenas para dar nombre a esta ranchería dedicada a la agricultura y algo de ganado, rodeado por picos cubiertos de pinos y un sol que no llegaba a dar calor, aunque eran alrededor de las 3:30pm.

 

img_20161211_151223img_20161211_151200No esperamos mucho en ver llegar al resto del grupo, tan sólo para esperar a retomar energía los últimos y sin más ni más, que Hugo, nuestro guía de esta ocasión arrancará, ante los fallidos intentos de estarnos diciendo: “vámonos”… con el ejemplo funcionó mejor y emprendimos el regreso. No es cualquier cosa, no es cierto siempre que la bajada es más fácil que la subida, y menos cuando es tan larga, como la primera parte del regreso, pero todo pasa bien cuando vamos rodeados de tan hermosos parajes.

El aire empezaba a enfriarse y el grupo nuevamente quedo extendido en un par de kilómetros… llegué al primer puerto acompañado de Mannix y de Hugo, y ahí nos alcanzaron las chicas del grupo… Lucy, Norma y Laura… que de inmediato siguieron el camino para rodar la última bajada y posteriormente seguir por el valle hasta llegar al punto de arranque.

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Con razón nos costo tanto esa primera trepada! vi en la bajada como en momentos la inclinación hacia difícil la conducción, según Strava, entre 20% y 22% de inclinación… sólo recordaba el “echa las nalgas pa’tras” para no salir por encima del manubrio, jeje.

Luego de la bajada, siguió ya el plano, en el Valle, ya en la sombra de las montañas, el sol se había puesto para el rancho donde arrancamos, eran las 5:45pm de un domingo sin igual, rodeado de hermosa naturaleza y una incomparable compañía de los “renitegros”!!!

A rodar perroooooos…. y damas!

Ro

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