Hace algunos ayeres, otros 4, fantásticos o no?…Rodar en solitario tiene sus ventajas, tiene sus bemoles… lo mismo rodar en grupo.
Aquí un camino compartido… una brecha donde todos caben, un momento de ir platicando las anécdotas, los planes, los chistes, las opiniones divergentes o las ideas comunes. Vamos a la par y aun así cada uno lleva su ritmo. Cada quien lleva su propio bagaje de experiencias, de sapiencias diría el chavo…
El camino suave no dura mucho, pero si lo suficiente para tomar un poco de aire. Como la vida, que de vez en vez nos da algún respiro tan solo para tomar vuelo, para descansar un poco, para rectificar el camino. Así vamos por la brecha aprovechando los planos para tomar fuerza y prepararnos para el trepadón o para el “single track” que se asoma un poco más adelante.
Es chido compartir esos momentos, al igual que uno disfruta la rodada cuando va solo, y va escuchando su propia respiración; cuando vamos en compañía vamos descubriendo aspectos del camino que no conocíamos o no habíamos visto.
Podemos descubrir que el apoyo es siempre recibido cuando se necesita, la palabra de carrilla es un impulso pero siempre ira acompañada del apoyo para levantarnos de nuevo. Podemos irnos “cucando” sin decir nada, pero si uno cae vera que los demás estarán prestos para ofrecer ayuda.
Podemos encontrarnos en parajes que solo esperaban a que pasáramos por ahí para regalar una visión única de este universo que está aquí sin más afán que dejarse ver y disfrutar, y que mejor que hacerlo en bicicleta, que “más mejor” que hacerlo en compañía de otros locos como yo.
Ro