Rodar y rodar

Es una frase que parece sacada de una canción, jeje
Podría sonar a una composición trillada de letras en tres palabras

Encierra tanto que es motivo para libros o historias completas. Pero aquí no tratamos de llenar páginas sino de compartir momentos, sucesos, experiencias y quién sabe, quizás hasta contagiar lo suficiente para animar a alguno de los lectores a buscar su bicicleta, espantar temores y prejuicios para tomar un rumbo que los lleve a esas veredas cerca de casa, o a lo mejor sólo al parque a unas cuadras o capaz que simplemente a ir por las tortillas al rato.

Aquí no forzamos, cada quien tiene ya suficiente para convencerse a si mismo y descubrir la belleza de pedalear y moverse por uno mismo a horizontes que no conoce, o que aún conociendo, hace mucho que no visita.

El tiempo es el marco ideal para atesorar rodadas, vivencias, sonrisas y sudores. No importan los lugares, si hay viento, sol, lluvia, polvo, esos son los condimientos… al final el plato final serán los recuerdos, con amigos o en solitario.

Junto al lago, en un breve descanso, con el sol en alto y las nubes cotorreando con el viento y el agua.

Otro lado del mismo lago, pero aquí mas a la sombra de árboles y saboreando un poco del viento briseado, escuchando el susurro de las olas contorneándose en las raíces de los juncos.Dentro de mi bosque, en algún rincón en el interior de una arboleda. Ahí dónde ya la ciudad deja de acechar con sus murmullos de “progreso”, es decir, escapes de auto, motores, sirenas… aquí si se oye al mundo, el ronroneo de los insectos, los pájaros trinando y haste mi estómago que pedía una pausa para alimentarse.

En otro bosque, pero en mi misma tierra, pasando por un pequeño valle escarchado, donde el sol empieza a tocar pero el viento aún huele a noche y hielo.Ya con el sol como amo y señor del cielo, y en compañía de viejos y nuevos compañeros de ruta… con el marco inmejorable de un profundo azul y una verde muralla de árboles marcando el rumbo de nuestra rodada.

O aquí oteando hacia la ciudad, protegidos por el bosque, ya habiendo casi completado una rodada, recargados de energía. Para poder regresar y sonreír a la rutina, viendo a la ciudad no como amenaza o tenazas, sino como una oportunidad para compartir la vida, lo bello de nuestro planeta y porque no? Contagiar a otros para que vengan y disfruten sobre dos ruedas. Siendo más, la vida será aún más!

A rodar!

Ro

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