Recovecos potosinos

Una como otras más, pero como siempre, tan diferente a las demás.

Por unos minutos perdí el tren con el grupo así que tomé mi propio camino.

 

Una rodada que combina trazos conocidos con otros que habría de descubrir.

Pasé a través de rancherías que creo ni en Google maps aparecen. Me encontré con poblados muy curiosos que no sabes dónde termina uno y empieza el otro, todos a lo largo del cauce de un arroyo y que en la mayor parte esta seco. Si, es año de sequía.

Algo curioso, fue encontrar anuncios políticos de Guanajuato entre dos poblaciones potosinas… no supe cuando crucé la frontera estatal, habrá que regresar y comprobar esto.

Seguí mi recorrido, caminos de tierra, tramos pavimentados, algunas veredas simplemente, todas mezcladas en lo que se iba conformando en una linda ruta espontánea, aunque dudo mucho que haya sido original. Pasé por flamantes unidades deportivas que presumen futuro y a la vez me topé con escenarios que seguramente no han cambiado en décadas, o quizás más.

Áridos caminos, abiertos a fuerza de empujar “progreso”

Caminos a la sombra de pasados con mejores tiempos

De no ser por el poste de luz, podría pasar por el paso por un rancho de inicios del siglo XX

Al final regresé al punto de arranque y el tren de mis amigos regresó con su propia ruta rodada, pero como siempre, quedaba el gusto de compartir lo rodado, con unas gorditas, unos sopes y cervezas. El excelente colofón que brinda compartir la ruta, aún en diferentes senderos todos rodamos una vez más.

Ro

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *