– ¿Van a rodar? – dijo Rafa cuando nos vió ya montados en las bicis y prestos a arrancar. Estábamos Moy, Gaby, Maris, Mahe, Fer y yo…
– Si, ya vamos, pero si vienes, te esperamos – dijimos alguno de los que estábamos ahí.
Y unos minutos después ya estábamos en camino a una ruta “corta y fácil”, pero con grandes vistas, nos dijo Moy, quien sería nuestro guía para esa mañana. Esta vez tomamos las calles de salida de Real de Catorce hacia el lado contrario al túnel Ogarrio y, no íbamos las decenas de ciclistas del día anterior. Y contrario a lo que uno pudiera pensar, eso es algo de lo que nutre a los grupos de ciclistas; la diversidad de opiniones, la libertad y tolerancia. Aunque un primer plan era que el grupo rodara esta otra ruta para “estirar piernas”, cada quien decidió cómo usar su mañana en Real de Catorce… y Real de Catorce nos ofrece muchas opciones para los que lo visitamos… así unos quisieron explorar sus calles, y desayunar tranquilos en algún restaurante o fonda del pueblo. Otros fueron a los paseos en caballos, otros al paseo en los Willies, y bueno, nosotros siete, a rodar al sur-poniente… para conocer la “puerta” de la mina del Padre, luego el mirador a Estación Catorce, Carretas y Estación Wadley y la parte sur del Altiplano Potosino, conocimos también caseríos escondidos entre las faldas de las montañas que rodean Real de Catorce, uno creo recordar que es “Cañada de ojo de agua”.
Fue una ruta con el esplendor del amanecer, el imponente paisaje semi-desértico montañoso de estos viejos pueblos que antaño eran mineros. Fue como volver en el tiempo y escuchar los ecos de ansiosos gambusinos buscando fortuna, las herraduras de mulas tercas caminando en brechas casi imposibles para llevar minerales y traer provisiones a los polvorientos hogares que a duras penas se sostenían entre cactus, agaves, arbustos y piedra.
Como suele pasar, conocimos un poco más de cada uno de nosotros. Por ejemplo, a pesar de llevar unos 15 años de conocer a Fer, todavía podemos conocernos un poco más, motivaciones, planes. Rafa, con quien no había tenido oportunidad de rodar, sé ahora que siendo de Querétaro le ha tocado viajar a varios lugares del país y que en cada uno a gozado de las rutas ciclistas. Y ni qué decir de Moy, Maris, Mahe, Gaby, nuevos grandes amigos de aquí de San Luis Potosí.
Moy con sus dotes de guía turístico y cuenta historias, a quien no se le acaban las ganas de compartir las historias y describirnos los lugares que íbamos cruzando. Siempre hay una historia, una anécdota y en esta rodada pudimos sumar una más… como la manera en que se pudo arreglar el eje de la llanta trasera en la bici del Mahe quedara más fijo utilizando un pedacito lata de cerveza torneado a mano para ajustar el eje al cuadro, salud!
Compartimos a todo dar un par de horas, siguiendo brechas que terminaban en acantilados, en valles truncos, subimos y bajamos en los contornos de las montañas, como contorneando a una bailarina gitana o el abdomen de Thor, dirían ellas…
Departimos muy buenos momentos en estos bordes, estos caminos, estas brechas. Confirmamos que los ciclistas “de verdad” de montaña somos de una misma cepa, no importa si somos de Jalisco, de San Luis Potosi, de Queretaro, de Nayarit, de Chihuahua, del “estadooo”… de Bolivía, de Francia, de Colombia, de Estados Unidos… somos ciclistas de montaña y sabemos valorar lo que somos, lo que tenemos y estamos prestos para seguir conociendo, compartiendo, apoyando al colega que simplemente goza rodar…
Exquisita rodada que terminó de la mejor manera, compartiendo sonrisas, y el gusto de descubrir lo que pocos alcanzan a ver y luego… unas gorditas al regreso a Real de Catorce… que mejor manera de terminar un viaje ciclista a este pueblo lleno de magia y de ecos mineros
mahe ,maris,mi entrañable amigo Moi….ya extraño verlos ,rodar con uds…y su platica enriquecedora de moi….
Saludos desde tierra tolteca!!!!!