de regresos y mas

Lo mejor de regresar es que no se trata sólo de volver a empezar. Ya traemos un aservo con nosotros y estamos volviendo a llenar el costal o la olla. No hay que justificar, simplemente hay que continuar.

Hace unos meses que no escribo y parece que fue toda una vida. Quería hacer un recuento de todos los porqués y simplemente prefiero empezar a soltar palabras sobre este papel electrónico. Cual un artillero que necesita soltar metralla para sobrevivir… jajaja, me salió el instinto bélico del ser humano.

En fin, estoy aquí para escribir nuevamente de mis andanzas por estos lares de dios, por veredas conocidas, por caminos nuevos, por calles re-descubiertas. Compartiendo con amigos de hace años, con nuevos conocidos, con compañeros sólo del momento. Y me doy cuenta que esto de la bici me ratifica una de sus grandes verdades; no sólo alimenta mi cuerpo y llena mi baúl de recuerdos, es un alimento para mi alma y un engrasante para mi espíritu.

He recorrido avenidas y calles que conozco desde hace años y las he vivido como si fuera la primera vez.

Rodando con mi amore en el centro de Guadalajara… preparados para la pandemia…

He encontrado a grandes viejos amigos y maestros de la vida en rodadas que me han llevado a rincones desconocidos para mi de mi tierra, y ni el cansancio ni el dolor me han privado de disfrutar sobre mi rila…

Como ese par de rodadas en la Perrona, en la sierra entre Atemajac de Brizuela y Tapalpa, Jalisco. Sea en invierno con temperaturas bajo cero en algunas partes, o sea entrando la primavera, cuando los cielos abiertos lo dominan todo y nos bombardea un sol inclemente ya hacia el final de la rodada… pero aún resisten los arroyos y nos regalan unos instantes de frescos en los pies.

 

 

He encontrado a otros grandes amigos  en rutas que aún siendo “clásicas” siempre me dan la sensación de ser un reto nuevo por superar. Como esa ruta que cruza a mi bosque la Primavera, desde “postes” hasta Tala y de regreso… acompañando al Hojas, al Topete y otros tantos compas de la rueda, pagando la cuota de esa subida de Obsidianas que no perdona, pero a que bien se siente cuando por fin la coronas y ya te enfilas directo al sal si puedes y estar de regreso en “postes” tomándote un “Topo Chico” o una Cerveza…

He vivido en solitario grandes momentos que se hacen aún más entrañables cuando regreso a platicarlos con Sofi y plasmarlos por aquí.

He ratificado algo que ya llevo tatuado en mi espíritu… “a rodar!”

Ro

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