De cercas …

¿Cuándo dejamos de ser humanos para convertirnos en animales domesticados? Porque veo a mi alrededor como a cada día surgen mas rejas, alambrados, muros que nos separan y nos alejan a unos de otros…

No lo digo con ese dejo de “martirisismo” o negativismo o encono hacia mi propia especie…
Es una sincera interrogante y además, el deseo de regresar a esa vereda de majestuosidad, fascinación y reverencia a la raza humana.
Miro hoy a mi alrededor y nos veo tan ajenos a unos de otros, no necesitamos salir de casa, voltea por tu ventana, y verás ahí mismo los barrotes que nos “protegen”, no de un enorme monstruo o una fiera salvaje… sino de nuestros mismos congéneres, de otros como “nosotros”.
Aleja el zoom y mira tu cuadra, mira los muros, los enrejados, los alambres de púas que separan la “propiedad” de uno de la del otro. ¿Qué no se dice que la tierra es de todos? que bien es necesario que cada uno trabaje y ponga de su parte para merecer vivir y tener donde vivir, pero qué pasa cuando sin deberla ni temerla nos vamos quitando a nosotros mismos la oportunidad de disfrutar de este mundo.
Qué necesitamos para recordar que en los ayeres de las eras, el ser humano era uno consigo mismo? Allá cuando se descubrió a sí mismo y estuvo seguro de  su lugar en este mundo, sabía que no estaba ni por encima ni por abajo de los demás seres, simplemente tenía su lugar y no era preciso destruir a los demás (y con eso así mismo) para poder vivir, desarrollarse y ser pleno como ente y comunidad… como sociedad.
¿Cuándo dejamos que los cobardes, los egoístas y los avariciosos decidieran guiarnos? ¿Cuándo los optimistas, generosos y valientes bajamos la cabeza y cerramos los ojos y los oídos para olvidarnos de la misma naturaleza que hoy nos advierte que sin ella, nosotros también dejaremos de existir?
¿Cuánto mas tenemos que aguantar para alzar la vista y en lugar de ver una mano ajena deteniéndonos, veamos nuestra propia mano diciendo “ya no mas!”
Yo sinceramente prefiero la segunda opción:

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