26 de enero de 2014, un domingo que pudiera ser como cualquier otro. Sólo que en este, luego de una despertada a deshoras y una agradable charla de carretera con mis amigos y compañeros, el sol nos alcanzaba en las inmediaciones de Zapotlán el Grande también llamados Cd. Guzmán, a las faldas del Nevado(de Jalisco, vean el mapa), que recibían los primeros rayos del amanecer. El resultado, simplemente me quitó el aliento por unos segundos…
Aquí íbamos una decena de compañeros de oficina, junto con otras tantas decenas de colegas de la rueda que nos decidimos a dejar huella en este día. Fue genial ir viendo en los últimos kilómetros antes de llegar al punto de arranque, como la montaña se erguía en todo su esplendor. Majestuosa, orgullosa, retadora. La emoción de ver la montaña, coronada de blanco, fue apenas superada por el gusto de ver a tantos ciclistas que ya estaban en el punto de reunión. Muchos de ellos viejos compañeros de otras rodadas, jerseys conocidos, voces familiares. Tantos colores, tan diferentes orígenes pudiera pensar, y todos aquí reunidos ante el mismo llamado. Esto puedo decirlo, es pasión, es la honestidad por gozar y buscar lo que nos gusta, lo que nos une y nos hace mejores a cada uno y como grupos. En esta convocatoria no hubo mensajes pagados, ni promesas de lonches, mochilas ni sombrillas, más bien cada quien pagaba su camino, y cada quien se procuraría su propia bebida y alimento. Aquí existía simplemente el ofrecimiento de alcanzar una meta, superarnos y compartir lo que viniera, con casi un centenar de otros como yo. En punto de las ocho inicio el arranque.
Nuestro grupo “los Intel”, arrancamos un poco después, y fuimos alcanzando de a poco, conforme la trepada iba acumulando metros. Pero, al menos para mí, alcanzar a otros no era el objetivo, porque la meta cada uno se la pone, cada quien a su paso, cada quien a su ritmo, eso es como una ley no escrita. Lo mejor de esta dinámica de irnos alcanzando es saludar al compañero o la compañera, escuchar el añorado “Vamos peeerrrooooos!” del buen Hojas que regreso a las rodadas… el “ahí va el Charly Intel”, los “qué onda mi buen?”, “animo!”, “Ya falta menos!”…
Y si a esto sumamos la maravilla de ir recorriendo una ruta que te lleva del bosque húmedo al bosque de altura… que diferente me hubiera ido en esas clases de primaria, cuando estudiaba los tipos de clima, que diferente y gratificante es vivir los cambios en “vivo” en el transcurso de unas pocas horas…
Ahí íbamos el Rommel y yo, en esos acuerdos sin palabras, convirtiéndonos en compañeros de la ruta, apoyándonos, animándonos uno al otro, encontrándonos a otros, de los Tequila Bike, de los Botargas, de grupos nuevos o simplemente algunos que sin “membresía” de algún grupo, simplemente son parte del grupo que va subiendo ese domingo, junto a nosotros, a los TKL, que venían directito desde Tequila, Jalisco.
Encontramos un rincón majestuoso, un escondite abierto, en el que parecían fundirse el cielo, la montaña, las sierras a lo lejos y nosotros mismos, que majestuosa es mi tierra, que magnifica vista nos regaló la vida ese día, no podíamos menos que plasmarlo en imágenes y tratando de ganar el mérito a través de estas palabras.
Y conforme iba subiendo, me di cuenta del gusto de poder ir mucho mejor de lo que recordaba de mi última vez. A lo mejor es simplemente el síndrome del “olvido”… que luego de cada rodada llena de sufrimiento, de cansancio… olvidamos el dolor, los puntos “bajos” y nos quedamos con el logro… así me estaba pasando creo.
Fue un logro llegar al “puerto” la Calle y seguir hacia las antenas… no llegué, pero si rodé varios kilómetros más que la última vez. Y con una sonrisa en mi rostro, satisfecho, inicié mi regreso al puerto, con la promesa de volver y subir al menos unos metros más la próxima vez.
Al ir preparando la bajada, fue un gran gusto poder compartir impresiones con tantos viejos conocidos, tomar un poco de calor de la estufa del puesto de tacos en el puerto… si! puesto de tacos a 3,770 msnm, no comí pero si recuperé el calor necesario para iniciar el regreso… Charly, incentivo para regresar pronto no?
El regreso, adrenalítico como siempre, bajando veloz pero con precaución, no es prudente dejarse llevar cuando en las curvas aun había algo de hielo y rocas minúsculas que pudieras provocar una derrapada mal calculada. Afortunadamente todo fue bien y regresé al punto de salido junto con mi “green” a todo vapor. No hubo bajas mas que una colega que quiso ver el camino demasiado de cerca y tuvo una caída que le dejo un brazo golpeado y un raspón en la barbilla. Y uno que otro que perdió el camino durante un par de kilómetros, no es así Paco? Pero todo es parte de la ruta, y todo esto hizo de esta trepada de inicio de año, una memorable rodada al Nevado 2014!!!
Ro
El set de fotos completo en http://www.flickr.com/photos/93697340@N00/sets/72157640200965233/
Así es, las cosas que en verdad valen la pena requieren humildad, pasión y un gran esfuerzo; y el resultado más grande la satisfacción y el agradecimiento. Que paisajes tan increíbles y tan cerca.