Mensajes desde la neblina

Un día como otros, rodando en mi bosque, con el sol tímido aún detrás de las nubes. Empiezo la empinada subida con cadencia tranquila pero constante. Hace un par de semanas que no ruedo y la bici se muestra celosa de mi ausencia…ya lo sabemos quienes rodamos.

Y no importa, sabía que así sería, “háblale bonito”, surge el consejo en mi mente, y lo sigo cabalmente, vamos mi rila, no hay prisa, el tiempo sobre la alumínica se ralentiza, se pierde en el espacio y en los eones de las eras. Cuando vamos rodando, los problemas se ven lejanos, en otro nivel y es cuando viene la solución, o simplemente el dejarlos ahí, sencillamente quitarles el disfraz de “problema” y descubrir que son sólo una experiencia más, una lección de esas de las que venimos a vivir a este plano y de las que hemos de aprender…

En eso iba, cuando a la vuelta de una curva descubrí que ya llevaba varios kilómetros de trepada, encaramado sobre el manubrio vi como un manto de neblina iba acompañándome.

 

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Era bruma hermosa, juguetona, que revoloteaba entre las cimas un poco más arriba, se colaba entre los árboles y escondía por momentos a mis compañeros anónimos con los que por momentos iba compartiendo la brecha…

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Ahí fui descubriendo una lección más en mi camino, creo que se trataba de la enseñanza que en esta ocasión me estaban reservando la montaña y mi rila… Neblina enfrente, cubriendo el camino… como tantas veces nos encontramos en la vida no?

Vamos por aquí, en lo personal, en lo profesional, en los momentos con los amigos, con la familia, viendo como se asoman nuevos proyectos en nuestras vidas… y lo que usualmente nos llega es la incertidumbre… a dónde voy, que me depara el camino, resultará este proyecto satisfactorio, será provechoso… triunfaré???

Que me dijo la rodada? Ahí esta la neblina, no veo en momento ni la siguiente curva, no se ve a 100 metros, pero he de seguir pedaleando, porque se que al final esta la Torre, esta la cima, porque el camino sigue, simplemente por eso. Se a dónde llegaré y que no hay pierde, la clave es seguir pedaleando y tener la certeza… así en la vida.

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Y que pasó?claro que llegué, aunque en momento no se veía la Torre, seguí y sorteé la neblina, vi la Torre, llegué y seguí, para ahora bajar y continuar la ruta.

Así es esta vida, hemos de confiar en lo que sabemos de que somos capaces… porque de eso estamos hechos, de certidumbres y voluntad! De entereza y confianza, simplemente tenemos que dejarnos seguir a nosotros mismos. Nuestro destino esta ahí, aunque en ratos no lo veamos, esta esperándonos, simplemente para demostrarnos de lo que somos capaces, y de vernos partir hacia el siguiente tramo de la aventura…

Y así como caminamos, simplemente, no dejar de pedalear!

Ro

 

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