No mas apatios

Hace unos días me encontraba rodando por el rumbo del cerro del Nejahuete y la Geotermía en el Bosque la Primavera. Esta zona fue la “siniestrada” en 2012 por un incendio que afectó alrededor de 8,000 hectáreas y que impactó principalmente esta zona de “nuestro” bosque. Venía ya de regreso de la Torre 2, cruzando saludos con otros ciclistas y corredores, cuando en un momento dado me detuve y tomé estas fotos.

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Por un lado me dió gusto, porque la vida viene de nuevo, pequeños árboles empiezan de a recuperar el terreno arrebatado por el fuego. Pero por otro lado me doy cuenta de la estupidez humana que provoca destrucción en donde no debería haberla.

Es bien sabido, y estoy de acuerdo, de que los incendios son elementos naturales y eventos necesarios para el crecimiento y desarrollo de los bosques y las selvas, por más paradógico que parezca. La naturaleza se vale de estos desastres para sanar, enriquecer y fortalecer estas zonas forestales y selváticas.

Pero el fuego es tan sólo una parte, y él llega cuando es preciso que llegue, así lo ha hecho desde hace millones de años en este planeta. Lo que viene después es la recuperación propia de la tierra, la recomposición de los suelos, la regeneración de la flora y la fauna y al final, la habitabilidad nuevamente para que el bosque y la selva vuelvan a florecer. Esto no sucede ahora en el 90% de los incendios. Por qué? Porque no son incendios naturales. Son incendios provocados por la estupidez de unos cuantos hombres y/o mujeres, que por ganarse unos centavos hacen caso a todavía unos menos hombres y/o mujeres que no tienen escrúpulos, que son más pendejos que un microbio (sin menospreciar a los microbios), que no tienen capacidad de pensar en otra cosa que un carro nuevo, una cuenta bancaria y no piensan más allá de su satisfacción momentánea (ni pueden pensar en el futuro de sus hij@s).

Estos incendios se generan con el afán de ir arrebatándole terrenos al bosque, para construir casas, oficinas, empresas… para quitar lo verde y dejar lo gris y lo negro… es muy triste. No se dan cuenta, no nos damos cuenta que nos estamos poniendo la soga al cuello como ciudad, como sociedad. Aquellos sanos incendios que servían para hacer crecer los bosques son ahora remplazados por incendios fatuos, que solo pretenden eliminar vida. De las plantas y animales de hoy y la de los hombres y mujeres de mañana…

Y más triste aún es verme parte de esta sociedad que nos quedamos callados, apáticos y cómplices. Ya no digan que al menos hacen uso de las redes sociales para “gritar” y “manifestarse” en el twitter, el google, el faisbuc, que bueno si eso sirviera… pero no, aparte somos quienes compramos los terrenos que “misteriosamente” son autorizados un par de años después del incendio, o peor aún, somos los que nos quedamos callados cuando nuestro amigo de oficina o de rodada compra ese terreno.

Espero que nuestra verguenza y dignidad despierten, para no solo quejarnos a los cuatro vientos detrás de la “seguridad” de nuestro monitor en la PC o la laptop, o el celular, y volvamos a ser los que en las pláticas de pasillo, en las reuniones familiares y aburridas posadas de oficina, apuntemos con coraje a quienes nos están traicionando como humanos responsables de nuestro planeta y no con golpes, sino con las miradas y el señalamiento podamos empezar a revertir nuestra mentalidad consumista y destructiva para poder dar cuentas positivas a nuestros hijos y nuestros nietos, y poder decirles: “Hija, hijo, recibí un bosque la Primavera con 30,000 hectáreas de superficie, te dejo un bosque con 60,000 hectáreas, que ahora se extiende hasta Tlajomulco al sur, y hasta Tesistán en el norte…”

Claro que se puede, queremos vivir en la ciudad? Pues armonicemos las distancias, redensifiquemos las colonias de manera inteligente, y seamos realistas y honestos… no necesitamos ya tener 5 hijos para demostrar que podemos…

 

Ro

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