Y si, era una mañana fría, de esas sabrosas para tomar la bicicleta e internarse en el bosque… casi nada ni nadie estaba despierto. Solo se escucha el caucho de las llantas de la bici rozando con la tierra y las piedras del camino, y mi respiración traspasando el tapabocas que he armado para cubrir de las agujas de frío que me pegan de frente…
Subo y bajo por la montaña, una ardilla le gana el cruce a mi bici y salta hasta el árbol mas cercano para detenerse a la mitad del tronco y verme pasar… esquivo una grieta escondida que ve frustrado su plan de hacerme acariciar por la tierra que le cubre…
Un alto en el camino, viendo desde lo alto como la ciudad va saliendo de la pereza matinal. Veo las colinas que me separan del hogar, como verde olas que susurran inamovibles las copas de los arboles, y simulando la espuma mandan al cielo las hojas que esperaban el viento otoñal para liberarse de la rama y volar…